Yo, 23

noviembre 27, 2005

Aventura de primavera (de otro)

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noviembre 04, 2005

Dos veces setiembre

¿Crees realmente que eso que has escrito es una historia? Eso no te lo cree ni tu profesora de primer grado, imbécil. Que puedas usar el teclado no significa que sepas escribir, y que sepas escribir tampoco hará que tengas una buena historia. Yo te puedo contar un par de cosas con las que quizás puedas armar una historia, pero no se si serás lo suficientemente hábil y si podrás darme lo que quiero por ellas. No, Daniel, no te arrodilles, que me han dicho que tienes un diente cariado que raspa, y no es para tanto tampoco. Además acabo de tirarme a la Beatríz y me gusta quedarme con el olor de su conchita en mis partes. No sé que quiere esa chibola francamente, tu deberías estar tirándotela pero ya sabemos que por ahí no se te da. ¿Será que de verdad le gustan los viejos a esa chica? Con el culo que se maneja podría tener los giles que quisiera, pero bueno, es su problema. Anda, tráeme dos cervezas y te contaré algo, pero rápido antes que venga tu tía y me arme un chongo por estar tomando tan temprano.

Sí, así mismo, heladitas. Verás, esto sale con dos condiciones, la primera es que me prometas que lo que te cuente lo publicarás en algún sitio, no me importa si en una revista, en un libro o en tu famoso internet. Lo que quiero es que la historia no se pierda, yo ya estoy viejo para ponerme a escribirla, y tampoco me interesa ver mi nombre regado por ahí. La segunda condición es que no me interrumpas, sólo escucha y graba ¿Ok? Ok. En realidad, tampoco es que sea una historia de campeonato, pero estoy seguro que es mejor que la huevada esa que me has hecho leer, y ni intentes molestarte, pero es que esa cojudez que has escrito no tiene ni pies ni cabeza.

Esto sucedió hace muchos años, yo era menor de lo que tu eres ahora, pero más pendejo claro, tenía una vida, no como tu que tienes sólo granos en la cara y el culo roto. Acababa de terminar Cuarto de secundaria y el verano recién empezaba. Tu tío Eduardo y yo pasábamos los días escuchando música y armándonos unos buenos huiros de marihuana, pero a veces nos vendían grass de mala calidad y con eso no íbamos ni al segundo piso. Sin embargo como algo había que hacer, igual nos los fumábamos. Los días pasaban y todo seguía como siempre. A veces nos juntábamos como diez puntas en el cuarto de tu tío que quedaba al fondo de la casa de tu abuela, junto al patio y cerca a la escalera que daba a la azotea, así que la bulla de la música y el olor de la grifa pasaban piola.

Un día alguien trajo un paco de una yerba de apariencia como cualquier otra pero que resultó buenaza. Nos dijo que era trujillana. Yo recuerdo que "A day in the life" se oyó como nunca, pude distinguir sonidos que jamás había oído, ni estando fumado. O quizás sólo fué que no le había prestado atención. Es que nunca me gustaron mucho los Beatles. Lamenté no haber llevado mi lp de Beggar's Banquet para oirlo ese día.

La primera quincena de Enero ya finalizaba y con ella nuestras propinas navideñas. Una tarde luego del almuerzo, Eduardo se apareció con un costalillo y me dijo que le acompañara a no se donde. El no se donde fue una excursión al barrio cruzando la avenida, y en una calle desolada el Edu comenzó a levantarse las tapas de los buzones y a guardarlos en el costalillo. Cuando tuvo tres me pasó el paquete, sacó otro costalillo y siguió en lo mismo. Pero al sacar la tercera tapa de buzón una vieja nos gritó desde un segundo piso y tuvimos que sacar cuerpo a la carrera. En la esquina volteamos y seguimos corriendo rumbo al parque, cuando llegamos volteamos nuevamente y vimos al Ronald en la puerta de su casa, le pedimos el baño prestado y entramos al toque. El zambo no nos preguntó nada, así que la hicimos larga y nos quedamos hueveando en su casa hasta que oscureció y recién entonces salimos rumbo a la casa de tu tío.

Este compadre tenía más tapas de buzón guardadas debajo de su cama. Con las que traíamos sumaban quince en total. Yo no pregunté para que eran, pero me lo imaginé. Mas tarde entre troncho y troncho Edu me dijo que con veinticuatro que reuniera, un pata le iba a dar buen billete. Yo asentí mientras aspiraba hasta quemarme los dedos. La voz de Janis me excitó sobre manera y con el pretexto de ir al baño pasé por el cuarto de la empleada. La puerta estaba entreabierta y la empujé ligeramente. Ella estaba peinándose su larga cabellera y me sonrió como siempre. Entré, cerré la puerta y apagué la luz. La cojuda no se dejaba penetrar pero que rico era ponerle la pieza ahí y dejar que se moviera a su gusto. Me vine y toda la vaina se quedó en su calzón, el cual ella se saco rápidamente. Ciertamente tenía experiencia y sabía que era lo que tenía que hacer. Me dio un beso, cosa que aproveché para agarrarla un rato. Nunca supe si lo hacía con otros, pero tampoco me importaba mucho. Años después la encontré un día en la calle, ya era una señora con marido e hijos, a los cuales me presentó como el hijo de su madrina Victoria. No sé como me reconoció la verdad. Yo sólo la recordé cuando le oí hablar. Conservaba esa voz agradable y el dejo charapa que tanto me gustó desde que la conocí.

El sábado en la tarde el Edu me llamó y me dijo que ya había vendido las tapas, al final no le habían dado lo que esperaba, pero algo era algo. Yo estaba alistándome para salir con Viviana, así que no le estaba haciendo mucho caso. El pendejo de tu tío se dio cuenta y me preguntó que hacía, se lo dije, comentó que me estaba gastando la plata en huevadas. Yo, que como dije, andaba apurado le contesté que no era su problema. Así que supongo que se asó pues se despidió y colgó sin darme tiempo a decir nada.

Oye cabro, te juro que de tiempo me he acordado de la Viviana, fue mi hembrita creo que dos años o más y la verdad nunca pienso en ella. Cuando la conocí era sólo una chibola más, cuando terminamos se le había pegado mi afición por los libros y la música. Supe que luego se fue a Europa, pues mi pata Pedrito andaba tras ella como huevón, se había vuelto media hippylona y no se que mierda más. Yo siempre pensé que decía que le gustaba lo que yo le enseñaba por compromiso, por quedar bien. Pero resulta que se lo tomó en serio, creo que le jodí la vida. Lo último que supe de ella fue que tenía un hijo y andaba cachueleando por ahí. Todo por seguir fiel a unos ideales que ni sus creadores siguen ahora. Siempre pensaré que la gente que no sabe cambiar a tiempo se jode, y que la gente que sigue a otros son unos huevones.

El domingo la mierda de tu tío fue a joder temprano, mamá le invitó desayuno y el muy conchudo, que seguro ya había desayunado en su casa pues la abuela no lo dejaría salir sin antes servirle algo, volvió a desayunar. Luego de eso pusimos unos discos en el equipo de la sala. Cuando se fueron los demás me preguntó cuanta plata tenía, nada, le dije. Pero sabía que no lo engañaba. Hizo caso omiso de mi respuesta y me contó su plan: irse de viaje a Trujillo a comprar yerba, con lo que había juntado podría comprar algo, pero no mucho, necesitaba otra punta ¿Quería yo ir?

La idea me sedujo, pero ¿Me darían permiso? Una cosa era tener llave de la casa y regresar a la hora que quisiera y otra irse de viaje sin ninguna persona mayor que estuviera a cargo. Edu tenía la respuesta: iríamos a casa de su tía Chabela, la vieja le conocía, eran primas lejanas incluso creo, así que quizás fuera realmente la salida. El ya le había llamado la noche anterior y le había preguntado si podía pasar unos días en su casa con un primo, le dijeron que claro, como era de esperarse. En la noche hablé con tu abuela, se puso verde al principio, pero poco a poco atracó. Así que el lunes estaba comprando los pasajes y al día siguiente viajamos.

Lo malo del viaje fue que a medio camino se malogró algo del omnibus y nos pasamos ocho horas tirados en la carretera, en medio de la nada y bajo un sol agobiante. El resultado fue que llegamos a Trujillo a las dos de la mañana. Edu se rayó y no quiso ir donde su tía a esa hora. Caminamos por la ciudad hasta que llegamos a un parque y el huevonazo dijo que pasaríamos la noche ahí. Yo estaba demasiado cansado como para objetar nada. Me fui a una banca y me eché con mi mochila como almohada. Debo haberme quedado dormido al toque, pero luego sentí bulla. Cuando abrí los ojos Edu estaba sentado a mi lado y había dos huevones más con los que estaba conversando. Eran mayores que nosotros y decían ser de Lima también, al menos por su hablar lo parecían. Pero también parecían ser más pendejos que nosotros. Me senté y entré a la charla, algo de marihuana y viajes. Uno de los patas sacó algo de su bolsillo. Cuando hizo esto me asusté, pensé que iba a sacar un cuchillo o algo así, pero sacó un paco de yerba y se puso a armar un burro, lo prendió, dio dos pitadas y se lo pasó a Edu, quien hizo lo mismo y me lo tocó. Yo aspiré con cuidado para evitar toser y dar la impresión de ser un inexperto. Mi garganta sin amígdalas siempre me traicionaba. Luego de dos pitadas cortas y una última larga se lo pasé al otro pata. La marimba no estaba muy buena pero no dije nada. hora conversábamos de Lima, ellos decían ser de Santa Catalina, casi La Victoria. Para mi que eran de la rica Vicky más que de otro lado por como hablaban. La charla seguía y no se iban. Edu dijo entonces que ya nos íbamos porque teníamos que seguir caminando hasta no se donde y no teníamos plata para el carro. No sé si nos creyeron, pero se despidieron y nosotros arrancamos con nuestras chivas. Edu no habló todo el camino, sinónimo de que seguía asado, pero como yo tenía sueño me daba igual. Finalmente llegamos a una plaza grande que supuse sería la Plaza de Armas. Nos sentamos en las gradas del monumento central e intentamos dormir un rato. No pude. Todo estaba lleno de cucarachas. Aparecían y desaparecían por entre las grietas de las escaleras y la base del monumento. Intentaban subírseme por todos lados y una que otra lo conseguía, por lo que tenía que estar atento para sacudírmelas. Ya eran más de las cuatro y francamente hacía frío. La neblina empezaba a llegar y yo a tiritar. Me cambié de sitio varias veces hasta que encontré un sitio aparente, o sería que las cucarachas también tenían frío y se guardaron, no sé. Lo cierto es que cabeceé sentado un rato hasta que empezó a amanecer, y al poco ya se empezó a ver movimiento de gente. Buscamos una panadería y compramos pan y mantequilla, comimos y luego caminamos rumbo a la casa de la tía Chabela.

Era lejos, o eso me pareció, estaba cansado y con sueño y con unas putas ganas de mandar a la mierda todo y a todos. Sin embargo cuando llegamos tuve que poner cara de sobrino bueno y responder las preguntas sobre mamá y el resto de la familia. Los primos estaban levantándose ya para ir a ayudar al negocio familiar. La tía nos sirvió un típico desayuno trujillano, es decir casi un almuerzo: frito, tamales, camote frito, harto pan y leche. Me serví conchudamente y seguimos respondiendo preguntas. Luego la tía nos hizo pasar para que nos acomodemos en un cuarto. No había camas pero sí dos colchones en el suelo. Por supuesto que le dijimos que no había problema, nos dejó y solo recuerdo haberme echado, dormimos de 7am a 1pm, cuando nos levantaron para el suculento almuerzo.

En la tarde fuimos a buscar a Edgardo, un pata que conocíamos. Él nos llevó donde otro y los cuatro fuimos donde otro más que vivía por las afueras de Trujillo, como quien se va a Huanchaco. El pata nos hizo pasar, le dijimos lo que queríamos, nos preguntó mas o menos cuanto y le dimos un valor menor a lo que teníamos. Entró y nos trajo un atado enorme de grifa. Hojas, ramas y tronco, plantas completas. Nunca había visto tanta marihuana junta. Pagamos luego de la probada de rigor y nos dio una caja vacía de leche Gloria para guardarla. Obviamente no podíamos guardarla donde la tía, así que lo dejamos en su cuarto de Edgardo.

Esto ya casi daba por terminado nuestro viaje, pero esa noche la tía nos dijo que el sábado era el cumpleaños de la prima Malena, así que estábamos invitados. Caballeros. El resto de los días los dedicamos a ir a la playa y fumar lo de la merca, no mucho, pero lo suficiente para confirmar que era de muy buena calidad. El sábado en la tarde nos compramos unos pantalones decentes como para la fiesta y unas camisas que hicieran juego, pues el cumple era un quince nada menos, y no se trataba que nos vieran como a los parientes pobres. Además ya habíamos visto a las amigas de la prima y estaban recontra potables.

Chivato, ni te imaginas la cantidad de familia que uno puede tener, todo el rato nos estaban presentando tías, tíos, primos, primas, etc. Supongo que algunos ni lo serían realmente, pero igual. Me pareció recontra raro que el Edu no estuviera en su faceta antisocial, pero así lo hubiera estado yo me habría vacilado igual, las primas y sus amigas, y las amigas de sus amigas estaban buenazas. Recuerdo haber bailado con todas las que podía y haber tratado de sacarle plan a varias. Si en esa época hubiera tenido tarjetas personales seguro habría acabado mi stock. Yo, precavido, tenía pedazos de papel y lapicero en mi bolsillo. Así repartí mi dirección y teléfono a todas las que e lo pedían. Mentiría si digo que me chapé a alguna, pero no faltaron las osadas que se despidieron con besos rozando las comisuras de mi boca.

El quince terminó con una bomba entre primos, yo casi no tomaba a esa edad, así que rápido me enchaté, pero ya en ese estado resistí bastante, sobre todo por que con el pretexto de salir a tomar aire, me prendí un huiro que me quitó la huevada. Regresando busqué a Eduardo, pero no lo hallé por ningún lado. Como la yerba me suele dar hambre, pasé por la cocina, donde la tía ni bien me vio me ofreció un plato del clásico arroz con pato. No me hice de rogar y me senté a saborearlo. al ratito apareció una tía con su hija, es decir otra prima, pero chibolita ella, tendría 11 o quizás 12, no sé que hacía despierta hasta esa hora, pero por lo visto no tenía ni pizca de sueño pues empezó a charlarme y preguntarme cosas y más cosas. Tenía cierta gracia pues no me cayó mal, suelo escapar rápido de las preguntonas. Sin embargo tampoco era para tanto, así que terminando mi plato de comida saqué cuerpo lo más educadamente posible. Afuera la gente seguía cheleando. Luego de un par de vueltas se apareció Edu con uno de los primos, parecían estar en algo pero no mucho. Se quedaron con nosotros dándole a la chela, raro en el Edu pues tampoco era de trago en esa época. Pero el viaje había cambiado nuestros comportamientos, quizás los míos no se me hacían tan evidentes, o no quise verlos en ese momento, pero con el tiempo se fueron asentando, en fin eso no es materia de esta historia.

Al rato decidí que ya tenía suficiente de todo y con el pretexto del baño entré y me acosté. Al día siguiente la resaca se compuso con un caldo de cabeza de pescado y playa a discreción. Ya entrada la noche Edu me dijo para ir donde un pata, ahí compramos más yerba, de igual calidad a la anterior, pero un poco más barata. Como habíamos llevado un maletín la pusimos ahí y fuimos a la casa de Edgardo a juntar todo en un solo paquete, casi entro todo. Lo que sobró se lo regalamos a Ed por la custodia. A la tía le dijimos que el maletín eran encargos de la familia de Edgardo. Por si acaso le pusimos candado por todo lado.

Al día siguiente compramos nuestros pasajes para esa noche y luego de las despedidas nos embarcamos. Dormimos todo el viaje y llegamos a Lima a las 7 am. Quedamos de reunirnos con Edu en su casa luego del almuerzo. A la hora que llegué Edu había vaceado toda la yerba y estaba sacando las ramas más gruesas para que quedaran sólo hojas y ramitas chicas. Cuando terminamos de hacer eso desmenuzamos lo que quedaba, que era bastante, hasta que nos cansamos. Luego de terminar empezamos a armar pacos. Eso no lo acabamos, pero hicimos cantidad suficiente como para tener para todo el resto de la semana.

O al menos eso creíamos. Entre los patas que cayeron esa tarde y noche, se fueron unos veinte pacos, al día siguiente preparamos más y salieron otros veinte más. Igual el jueves, pero el viernes llegó gente en mancha. Para evitar que el timbre sonara a cada rato, Edu optó por quedarse afuera a conversar. Ese día se acabó lo que habíamos preparado y tuve que hacer varios sobre el pucho. Los patas habían venido con sus patas y todos habían comprado. Patas que sólo conocía de vista o de otros barrios.

El sábado fue más gente aún, los patas de los patas de los patas con sus propios patas. Era casi un escándalo. Teníamos que meter los pacos dentro de los libros o discos que traía la gente para no hacer roche, pues era de día aún y algunos vecinos que estaban regando sus jardines miraban ya medio raro el inusitado movimiento. En la madrugada, a eso de las dos, cuando ya no llegaba nadie más, nuestras existencias estaban casi agotadas y Edu se planteó la necesidad de hacer un nuevo viaje. Así pues el martes viajó y regresó el jueves. Ese fin de semana rayamos de nuevo. Y el siguiente y el siguiente. Cada vez llegaba más gente. Patas que ni nos imaginábamos que se prendían, chicas que iban con sus enamorados y luego se aparecían solas o con sus propias amigas. No faltó la que un día propuso sexo por yerba, franco chivo, así que ni creas que eres original, ni siquiera en eso.

Al final de ese verano eramos famosos, por donde íbamos nos pasaban la voz, en las fiestas nos buscaba todo el mundo, las mejores jermitas se venían a nuestra mancha. El dinero no nos faltaba, la yerba tampoco. Cualquier cosa que dijéramos era ley, el resto obedecía, el que no, simplemente dejaba de ser, era marginado, alejado del grupo, y no por nosotros, si no por los que se autodenominaban los más cercanos, una manchita que nos seguía para todos lados. Ese verano fue lo más cerca que estuvimos a ser dioses. Con los años he tenido gente a mi cargo, empresas, pero nada se puede comparar a la sumisión que genera el poder que tenía esa vez. Pero todo acaba y abril nos devolvió al colegio. Ni siquiera intentamos continuar la nota. El año anterior los curas habían expulsado a dos chicos de quinto por encontrarles un par de huiros en su bolsillo. Fue un soplo. A nosotros no nos iban a cagar así. Nos quedamos con una buena provisión para nuestro consumo personal y nada más. Salimos del negocio. No teníamos que pedirle permiso a nadie. Cuando acabamos colegio ese año, el rush del ingreso a la U nos absorbió totalmente. A tu tío lo mandaron a estudiar al extranjero y no lo vi por varios años. Luego de ingresar tanteé el mercado, pero todo había cambiado. La gente estaba en pasta. Nunca me gustó eso, no es algo decente como la grifa. Pero no creo que entiendas eso, pobre huevón.

Y antes que vayas a abrir esa bocota: Cierto. Esta es una historia de verano, pero el colofón es primaveral, o algo así. Ya tu ve que haces con eso. Resulta que luego de años regreso un día de setiembre a la casa, ya estaba trabajando para ese entonces, y me encuentro con visita una de las tantas tías de Trujillo, saludo y en eso entra a la sala un hembra espectacular, ¿Ya adivinaste quien? Si tuvieras cerebro en vez de culo quizás lo harías. La chibolita que me charló en el quince de la prima en Trujillo mientras cenaba pues tarado. Los años transcurridos habían hecho maravillas con su anatomía. Tenía 16 pero me importó un comino, le caí y me atracó. Nadie se enteró en ese entonces por supuesto.

Ella se quedó un tiempito en Lima y luego regresó a Trujillo, ahí me jodí, quería irme tras ella pero era imposible. Aguanté como pude hasta que me tocaron mis primeras vacaciones. Era setiembre. Prácticamente me mudé a Trujillo. Fue un mes maravilloso, no sólo por el sexo, sentía que la amaba, y sobre todo, que ella me amaba a mí. Antes de regresarme a Lima pedí su mano a sus viejos. No te rías imbécil. Cuando uno está enamorado nada importa. Yo estaba enamorado. Nos casamos en enero, fue la época mas feliz de mi vida. En setiembre de ese mismo año ella murió dando a luz. El bebe nació muerto. Creo que también morí ese día. Luego del entierro no salí una semana del depa. Probablemente no me suicidé porque debo de tener algo de maricón, igual que tú. Mis viejos me sacaron del depa y me llevaron de vuelta a casa. Estaba flaco hasta el culo y por mis venas solo corría alcohol. Supongo que presentaron algunos papeles o certificados a la chamba, pues a los quince días pude regresar. Fue lo mejor que hice. Me dediqué a trabajar y en seis meses me ascendieron. Descubrí que me resultaba agradable ser un hijo de puta sin escrúpulos para los negocios y en general para todo.

Así que ahora escúchame bien Danielito huevón, haz de cumplir lo que me prometiste, o te las verás conmigo. Y lárgate ya que me he acordado de tantas cosas que tu sola presencia me jode, cabro de mierda, vete, vete ya.

Conche su madre, viene a joder, le ayudo y ni siquiera es capaz de mostrar algún sentimiento o agradecimiento, chivo de mierda. Menos mal que nunca nadie le dijo quienes eran sus verdaderos padres, hijo de puta.

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febrero 15, 2005

Summer story

Termina de ver lo del concurso y sonríe para sí mismo. “Una historia veraniega, vaya, ojalá alguien pueda escribirla” piensa, mientras abre el Trillian “Porque lo que es yo, ni siquiera voy a la playa”. “Nadie interesante en línea. Los mismos aburridos y las mismas creídas de siempre, que encima se ponen “no disponible” al ratito que me conecto, o simplemente me tienen bloqueado en forma permanente. Pero eso no es importante, mis amigos de verdad me buscan apenas ingresan a la red, y con ellos sí es chévere conversar y joder un rato. Bueno, a leer blogs pues, a veces hay cosas interesantes, básicamente de las mismas personas siempre, aunque de vez en cuando surge alguien nuevo que vale la pena leer. A ver, Blogsperú, empiezo por los seleccionados, no hay seleccionados nuevos, chesss. Estos patas son medios rayados, ¿Quién chucha será el que elige los posts para esta sección? A veces la aciertan, como cuando eligieron el primero de Apsi, buenazo, medio pendejo es cierto, pero igual valía, luego le ha entrado a la onda de la depresión, la incomprensión y la erotización, y como que no convence tanto, (la verdad, a mi me aburre), pero por ahí se descuelga con algo interesante de vez en cuando, así que siempre hay que leerla. Hoy ha escrito algo sobre sexo, ¿La gente no puede limitarse a tirar y ya? Tener que leer sus complejos y frustraciones es casi aberrante, sobre todo cuando uno no tiene vocación de psicólogo o siquiatra en algunos casos. Bueno, a ver que otro. Ése nuevo de la tortuga no está tan mal, cómo que no termina de definirse, pero tiene algo que atrae, y no es su lado cachoso precisamente, ni menos su vertiente "Ay fo", pero le tengo que seguir. El de Sludgeman estaría excelente si no fuera porque el patín es un rabioso de mierda, cree que la gente tiene que comportarse como a él le parece, ¿Será él el dictador del que murmuran a veces en la lista?, no ése es un tío creo. Lo bueno es que últimamente se ha auto moderado un poco, lo malo es que su auto moderación hace que ahora escriba menos, del balance saldrá algo mejor, no lo dudo. Sigamos, Rosie, claro ¡¡¡, nada. Algo sobre las canciones que le gustan. Me cago, si quiero música me la bajo o la escucho de otro lado, no de un blog. A pesar de eso escribe bien cuando quiere y cuando no se deja llevar por su atolondramiento o vehemencia que casi parece natural en ella. ¿O será cuando se zampa su vinoco? ¿Quién sabe? Para mi que la tía es media malogri, me la imagino vestida bien al cuero y con cadenas, una dominatrix, ja, esta bien para alucinar un rato, pero paso de eso. En fin, parece que hoy con los blogs peruanos nada que ver. Hagamos un último intento. F5. A pique alguien actualizó este rato. Cyan, ta mare, paso. Que le den por el culo de una buena vez y a ver si así se deja de escribir huevadas. No escribe tan mal, pero sus temas no me llaman la atención para nada. Murcielagato, ése es bueno, sus historias son alucinantes, él, junto con el patín nuevo de Desvarianzas y el que ya no escribe Arturo, que era capaz de hablar de cualquier cosa (¿Sería aprista?, no se donde leí que a los apristas de chicos nomás los entrenan para hablar de cualquier cosa, como de un palo de fósforos por ejemplo), bueno, ellos tres forman un buen trío, como para ponerlos a competir contra Apsi, Rosie y claro, Vesania; ella es lo máximo también, a veces la estoy leyendo y me he creido todo cuando de pronto sale con algo que me descomputa por completo, es un raye. Pero la muy cabrona ha dejado de escribir también, ni modo. Veamos en el extranjero, Casciari, ése tipo es un capo, por mi madre que sí, qué no daría por poder postear como él. Y los de la comunidad de Blogalia también son buenazos, como para pasarse horas leyendo sin pierde. Puta que ya me da sueño, que vaina. Una coca heladita quizás me despierte. A ver. PJorge ha hecho un podcasting, creo que le voy a escuchar un rato y así me dejo de estar navegando como un huevón. A ver, conecto esta huevada, entro al agregador, bajo esto, espero, ya, me pongo los auriculares y veamos, bueno, oigamos, cierro los ojos, ja, esa voz, hombre, joder, ja ….”

Estaba parado frente a la ventana contemplando la ciudad, la vista era magnifica. Los edificios enormes y modernos. En la ventana de la otra pared, o mejor dicho, en la otra pared, por que las ventanas eran de pared a pared; el otro lado de la ciudad, mas antiguo y diluyéndose entre las verdes montañas. Hacía calor, se estaba aflojando un poco el nudo de la corbata cuando se abrió la puerta de la oficina y entró, supuso él, una secretaria. Habló en chino, pero no era problema porque lo entendía ¿Cuándo puta aprendí chino? Pensó mientras la seguía por los pasillos. La chinita era media plana como casi todas, pero ésta por lo menos movía muy bien lo que tenía. Iba a hacerle conversación cuando ella abrió una puerta, lo hizo pasar, le dijo que espere, se adelantó a hablar con alguien que estaba de espaldas en un sillón de respaldar alto y luego l o hizo sentar junto al enorme escritorio. Ni alcanzó a darle las gracias por que en ese momento su anfitrión daba la vuelta al sillón y le miraba mientras cerraba su celular y lo ponía sobre el escritorio. Se levantó y le tendió la mano “Sr. Chang, buenos días. Espero que haya tenido un viaje agradable”. Él se paró también mientras murmuraba algo, tomaba la mano que le ofrecían y la sacudía débilmente. Esperaba un saludo más tradicional y no pudo evitar inclinar ligeramente la cabeza. Pero no era eso lo que más lo había desconcertado, si no el hecho que su anfitrión era anfitriona y bellísima. Ella pareció darse cuenta de eso y mientras tomaba asiento le ofreció un trago. El aceptó y ella pulsó un botón, casi al instante apareció por una puerta lateral otra chinita con vasos y hielo, le preguntó que gustaba servirse, con el calor que sentía sólo quería una Pilsen heladita, pero pidió un Vodka. Le sirvieron y de inmediato estaba de nuevo a solas con su anfitriona. Era imposible apartar la mirada de su rostro, cabellos negros, tez de porcelana, es decir de un blanco casi transparente. Increíblemente sus ojos eran verdes aunque él no dudó en que eran lentes de contacto. Para no pecar de imprudente bajó la vista al escritorio, sólo para encontrarse con un par de piernas que prometían demasiado a través del vidrio. Ya nervioso y más acalorado, apuró su bebida y trató de atender a lo que le decían. “ … Como ve Sr. Chang, las probabilidades de negocios exitosos entre nuestras representadas con excelentes, pero eso Usted ya lo debe saber, si no, no se hubiera tomado la molestia de volar hasta nuestras oficinas”, “Así es, señorita…”, “Wei Hui, por favor”, “Sí, mire, traigo propuestas en firme y es cuestión que ustedes las evalúen. En todo caso, estoy autorizado para negociar con ustedes los detalles, pero eso sí, queremos decisiones rápidas pues de eso depende el éxito de nuestras operaciones en mi país”. Mientras decía esto de su maletín extrajo tres sobres lacrados y los depositó delante de su interlocutora. “Sr. Chang, mis asistentes evaluarán de inmediato sus ofertas. Mientras tanto me agradaría que Usted estuviera más a gusto, lo noto un poco incómodo”, “Bueno señorita, no imaginé que hiciera tanto calor acá”. En ese caso sígame por favor”. Wei Hui se paró y se dirigió a otra puerta, la abrió y daba a otra puerta, pero de un ascensor, lo llamó y a los pocos segundos se abrió y entraron. No supo si subían o bajaban. La cercanía de ella le permitía apreciar que olía deliciosamente bien, y que, por otra parte, apenas si le llegaba al hombro, y con tacos. Estaba ya imaginándose algo cuando la puerta del ascensor se abrió y quedó deslumbrado por el sol, salieron a la playa. Wei Hui le guió por un corto sendero sombreado por palmeras rumbo a un bar con aspecto rústico, casi a orillas del mar. Mientras la seguía entrevió unas formas deliciosas a través de la tela semi transparente del pareo bajo el cual llevaba sólo un breve bikini. Una fuerte erección empezó a dominarlo e inconscientemente se miró abajo, pero la truza interna de su ropa de baño le salvaba del roche. Finalmente llegaron y se sentaron. En la mesita ya había una jarra con hielo y una botella al medio. Ante la inacción de él, ella hizo ademán de servir, pero el reaccionó rápido y sirvió el trago con abundante hielo. Ella le sonrió. “Esta es la playa privada de la empresa, mientras estemos acá nadie nos molestará”. El aún se sentía nervioso, se sirvió más trago. “Hay un asunto que le preocupa a los accionistas de mi empresa” le dijo, “Y es el hecho de que no queremos tratos con empresas que estén relacionadas con Dragón Rojo, ¿Cómo pueden ustedes asegurarnos esto?”. Ella volvió a sonreír. “Fácil” dijo, “Todos los que son de Dragón Rojo llevan su tatuaje en alguna parte del cuerpo” se paró y se soltó el pareo, “Como verá, yo no tengo ningún tatuaje”. Él pasó saliva. De pronto toda la sed del mundo estaba en su garganta y ella tenía el poder de calmar esa sed. Dudó y se mandó. “Pero… hay partes que no veo”, Ella lo miró, “Nosotros también queremos estar seguros de lo mismo” y alargó sus manos para sacarle el polo. Él se dejó. La sintió cerca, muy cerca. Paradójicamente estar sin ropa daba más calor. Ella retrocedió un par de pasos, se bajó las tiras del brassiere, se volteó y le dijo con coquetería “¿Sería tan amable?”. Él abrió los broches y dejó caer la prenda, ella nuevamente volteó, esta vez muy despacio, las manos de él no se apartaban de su cuerpo, ella se alzó sobre las puntas de sus pies, su beso fue tan fresco como…

“Maldición”, se paró de golpe. De alguna manera había derramado el vaso con Coca Cola sobre si mismo mientras dormía. Quizás había soñado que peleaba pero ya no se acordaba. Al día siguiente en la oficina, Erica se acercó a conversar con él. “Carlitos, hemos planeado hacer un paseo a la playa mañana, a Cerro Azul, ¿Te apuntas? Di que sí”. Él se excusó lo mejor que pudo. Mientras lo hacía, brevemente la miró. Su rostro, por alguna inexplicable razón, le resultó familiar, y más atractivo de lo que siempre era. Por lo mismo fuera de su alcance. Una extraña desazón se apoderó de él. Una sensación de pérdida, pero ¿Cómo podía sentir eso si ellos nunca…?. Mientras Erica se iba, no pudo evitar echarle una miradita, sí que estaba buena la chata. De repente no era tan mala idea ir a la playa, pero ¿Y la chamba? ¿Y el blog? Mañana había pensado terminar lo de la conversión de los menús del sistema para los franceses. Y aprovechando la tranquilidad de un sábado en la oficina, también hacer lo del rediseño de su blog y otras cosas. A la mierda. “Erica…”, ella acudió al toque, “Dime Carlitos”, “Y tu… ¿vas a ir con tu enamorado?”, “Ajá, seguro, no ves que hago así con los dedos y ya tengo uno”. Entonces era cierto, estaba sola. Pero el saberlo no le hizo muy felíz. ¿Y si no tenía gil por ser muy, que se yo, renegona, exigente, celosa o algo peor? ¿Sería machona?, no parecía. Bueno, sólo había una forma de saberlo. “Ya pues, apúntame pal paseo… y como tu pareja también”, ambos rieron. En la tarde a la hora de salida, Erica pasó diciéndole que no se olvidara de llevar su ropa de baño o lo harían meterse al agua en calzoncillos. Con lo cual Carlos tuvo que apurarse con la chamba e ir a comprarse la dichosa prenda que no tenía. No iba a la playa desde que terminó colegio, y sabe Dios si aún existirían sus truzas de ésa época, o si le quedarían. En su casa ya de noche se sintió tan ansioso que no entendía lo que leía en internet, los mails, el chat, los blogs, de pronto todo le resultó muy aburrido. Agarró un libro pero fue peor, puso un disco y no le gustó. Finalmente se puso a escuchar radio y se quedó dormido oyendo salsa romántica, quien lo hubiera dicho.

La combi contratada los recogió a las 9am de la oficina. No eran muchos, cinco parejas, incluyéndoles a ellos, que no eran pareja, pero en fin. Todo el trayecto conversaron largo y tendido, lo cual fue extraño e interesante a la vez. Tiempo que no conversaba tanto con alguien, y menos con una mujer. Cuando ya estaban por llegar le pareció que la conocía de toda la vida. Una vez en la playa todo fue vacilón, salvo el momento que Erica perdió pie y la ola le tumbó. Pero Carlos le cogió y le ayudó a pararse de inmediato. En ese instante, por uno o dos segundos sus rostros estuvieron tan cerca que pudo haberla besado sin ningún esfuerzo, ella le miraba diferente, había un algo extraño en sus ojos, pero la gente de la oficina empezó a echarles agua y a meter vicio. Él la soltó y ella salió del agua exprimiéndose el cabello. Cuando el hambre se hizo presente fueron a comer un cebiche, y las chelas no tardaron en aparecer. A las tres horas la sobremesa seguía y hubiera seguido de lo entretenida que estaba si no fuera por que alguien propuso ir a pasear, lo cual fue rápidamente aceptado por todos y pronto estaban paseando por las pocas y solitarias calles del pueblito. Carlos miró a su alrededor y vio que todas las parejas estaban más o menos cariñosas. Hasta Erica le había cogido del brazo. Alguien dijo “A las 5.30 nos recoge la combi donde nos dejó. Sale a esa hora sí o sí”. Faltaba poco más de una hora. Carlos iba a decir algo cuando se dio cuenta que estaban solos, todos habían tomado su propio camino y no se veía a nadie. Que rápidos. ¿Podría hacer él eso?, ¿Atracaría?, no, quizás sí, pero no, no sería adecuado, no tal como se habían dado las cosas, pero sobre todo, él no lo quería así. Y supuso que ella tampoco. “Erica…” dijo deteniéndose. “¿Si?” respondió ella deteniéndose también y volteando para mirarle. “Me gustas”, pero no hubiera sido necesario decirlo, ella ya se paraba de puntillas para callarlo con un beso.

La hora que faltaba para las 5.30 la pasaron besándose y murmurándose cosas al oído. En el viaje de retorno ella se durmió en su hombro y luego en su regazo. Al día siguiente, domingo de carnaval, los globazos no fueron impedimento para que la pasaran juntos de nuevo. Y durante la semana él hizo su chamba sin distraerse en nada para poder estar con ella apenas fuera la hora de salida. Ese fin de semana volvieron a Cerro Azul, pero solos, y no volvieron a Lima si no hasta el domingo por la noche. La señora del hospedaje al verlos partir pensó que ya no se veían chicos así, tan amorosos. En verdad hacían una linda pareja, se dijo. No se sabe si sus amigos del chat pensarían lo mismo. Lo echaron de menos un tiempo, luego lo olvidaron. Y a su blog también.
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febrero 11, 2005

Cosas de la chamba

Pedro me envió el mensaje apenas se dió cuenta. "El objetivo ha salido, ¿Estas listo?", "Sí, espera un minuto". Le pregunté a Manuel si él tenía listo su script, "Afirma", "Pásalo al toque para instalarlo" le repliqué. Ningún posible testigo a la vista, desde la red cargué el script y demás, reinicié y regresé a mi sitio. Felizmente no había abierto ningún programa aún. Los muchachos se cagaban de risa. Yo también.

El jefe me llamó. Empezamos a discutir las posibilidades que nos quedaban de concluir en la fecha programada uno de los proyectos más importantes que nos habían encargado y en el cual ibamos algo retrasados. "Tu sabes cual es el problema" le dije, "sácame a Lorena del grupo y ponla en otro proyecto o lo que sea, pero ya, ahorita ella no esta haciendo nada y distrae al resto". Era cierto, ella era incapaz de ponerse a trabajar sin tener a algún programador a su lado diciéndole cómo tenía que hacerlo, o peor aún, haciéndoselo. Y el jefe lo sabía, pero se hacía el huevón. TAmpoco es fácil chotear a una MQ, y éso yo lo entendía, lo que no iba a permitir era que me chantaran la responsabilidad de los problemas que ocasionaba. Por éso, entre otras cosas, inventé la operación Monster.

"Puta madre, no me jodas, sabes que esa decisión no es mía. El hombre la envió y tenemos que atracar nomás. ¿Falta mucho?", "Todos los programas están hechos, falta una prueba general, depurar los errores que salten, compatibilizar todo a nivel usuario, ingresar datos reales a las tablas, hacer la demo al cliente y luego corregir todo lo que pidan", "Ya, dime que necesitas", "Si no vas a cambiar a Lorena a otro proyecto la pondré a documentar o algo, tu asígname a otro programador y yo me las arreglo", "¿Walter te parece bien?", puta madre, el chivo de la empresa, excelente programador, perfecto para tratar con los clientes y mecerlos con éxito cuando fuera necesario, por otro lado problemas personales y temperamental si se le subía el indio, como quien dice. "Con tal que no me la quiera agarrar no hay problema", "Hecho entonces, ahora dime, ¿Has ido a ver a Rafa?". Rafa, el ingeniero a cargo originalmente del proyecto, creador del sistema, un genio. Se sacó la mierda en la Panamericana cuando la mitad del sistema estaba aún en su cabeza. Se rompió como 20 huesos, pero podía hablar. Yo, como su mano derecha quedé a cargo, pero cada tanto tenía que ir a verlo para preguntarle cual era su idea sobre tal o cual módulo, que cómo había pensado resolver tal problema. Iba a decir que me comentó que quería que le lleve más grass cuando tocaron la puerta.

"Pase", "Señor, disculpe que le interrumpa, pero me gustaría que viera algo en mi máquina, sólo un momentito", "Claro Lorenita, vamos a ver". Todos eran unos huevones cuando tenían que tratar con ella. La respuesta normal a una pregunta como ésa hubiera incluído por lo menos una puteada, si es que alguien se hubiera atrevido a hacerla claro. Me paré después del jefe y fuí detrás de él. En programación todo el mundo estaba en su sitio concentradazo en lo suyo, pero yo sabía a quien mirar. Pedro estaba rojo como un camarón y Manuel tenía los cachetes hinchados por la risa que estaba tratando de disimular. "Mire lo que sale en mi máquina, creí que era un virus o algo, pero viendolo bien me dí cuenta que no. Disculpe que se lo diga, pero creo que merezco un poco de respeto". Ví que el jefe se contenía a duras penas la risa, "Pedro, Manuel, los demás, ¿Que saben de esto?". Los aludidos directamente se voltearon a mirarlo, "Nada señor, Lorena nos dijo que no podía entrar a su máquina, miramos y efectivamente está bloqueada, y bueno, sólo aparece éso. Le dijimos que podríamos arreglarla en un toque, pero no quiso". El resto de la gente seguía trabajando, con ellos no era. "Vayan a mi oficina y espérenme ahí", los muchachos se pararon y se fueron.

"Lorenita, no sé quien habrá hecho esto, pero creo que es una broma, nada en serio. No lo tomes a mal, a veces los muchachos se extralimitan pero son buena gente, ¿O no te parece?", "Pues sí, siempre me han ayudado en todo", ella bajó un poco la cabeza, entrecerró los ojos y se tiró para atrás su larga cabellera; era una artista, luego de ese gesto cualquiera se derretía. "Incluso aquí el señor que siempre está tan serio me aconseja de vez en cuando". La mirada que me dirigió era matadora, pero ambos sabíamos que era más falsa que un billete de 30 soles. Lo que dijo no supe si tomarlo como un cumplido o como una queja velada, decidí no hacerle caso. "Ya ves Lorenita, no hay problemas, olvídalo y yo te aseguro que no vá a volver a pasar, ¿Ok?", "Ok". Patético, realmente. ¿Besito también? ajjj. "Tú ven a mi oficina" me dijo el jefe al pasar, "Que Lorena use tu máquina por mientras". Le dí las instrucciones necesarias a Lorena y entré a la oficina.

Los muchachos tenían aspecto de estar relajados, el jefe también. Me senté. El jefe nos miró. "Así que ustedes son unos pendejos", y se cagó de la risa. Pura finta. Al final nos dijo que si eso se repetía, muy a su pesar tendría que tomar medidas, por mí que me mida la verga, pero caballero, primero es la chamba. Y el mensaje ya había sido entregado.

Las que siguieron fueron unas semanas estresantes, todos chambeabamos como locos. A Lorena la puse a documentar y se portó mejor ahí que en programación, igual hubo que empujarla al final, porque si no, no hubiera terminado a tiempo. Claro, ella no se quedaba a chambear fuera de hora ni cosas de ese tipo. Pero por lo menos ya no molestaba al resto para hacer lo suyo. Walter se encargó de hacer los programas de interface con otros sistemas y lo hizo rápido y bien. El resto de la gente hizo lo suyo como siempre. Entregamos la chamba en la fecha y el jefe nos felicitó a todos. Los usuarios felices. Pedro quedó a cargo de cualquier problema que se suscitara en la post implementación. Ése viernes la gente organizó una chupa y el jefe prestó su casa. Cuando llegué ya estaban en algo. Me lanzaron vivas. Hice un gesto con la mano y esperé a que se hiciera silencio. "Vengo de la clínica" les dije. El silencio se hizo aún mayor. "Rafael les manda saludos, dice que no sean mierdas y le lleven un poco de trago". Las sonrisas afloraron nuevamente y todos brindaron a su salud.

Al rato Pedro y Manuel se me acercaron aprovechando que me vieron solo. "¿Sabes la última?", "No", "Lorena ha pedido su cambio a Personal", "¿Si?", "El jefe ya lo firmó", "Que bien" dije. Quizás no les estaba haciendo mucho caso, yo pensaba en qué era lo que le había dicho a la Gio para que de pronto, de lo bien que estábamos conversando se largara luego de darme un breve sermón y dejándome con la palabra en la boca. "Sí, salud jefe, la operación Monster fué un éxito", "Salud, pero no soy su jefe, huevones", y les iba a decir que quizás todo hubiera salido igual sin la chiquillada que se me ocurrió hacer cuando se apareció de nuevo la Gio y nos dijo: "Hay problemas por el lado del baño, vayan a ver". Fuimos. Cuando ví de que se trataba quize reirme pero me contuve. El cabezón, uno de los usuarios, tenía a Walter contra la pared. Walter es un tipo de contextura normal, pero Cabezón es lo que se dice un pata trejón. De chibolo dice que ha chambeado en la chacra de sus viejos y pareciera que no hubiera dejado de tirar lampa. Nadie le gana haciendo fuerzas. El asunto es que tenía los brazos apoyados en la pared y Walter estaba al medio, totalmente indefenso. Cabezón estaba visiblemente zampado y le decía algo a Walter que preferí no tratar de entender. Creo que no se dió cuenta de nuestra llegada y Walter puso una cara de trágame tierra. Metimos chongo. "Cabezón, hermano, salud". El puta intentó no hacernos caso, pero cuando nos miró y vió que eramos tres no le quedó otra que apartearse de Walter y brindar con nosotros. Walter se escurrió disimuladamente y se desapareció el resto de la noche. Cabezón se tomó seco y volteado el chopp que le dimos, y había estado lleno. "Ustedes son unos pendejos" nos dijo riéndose y abrazándonos. "Ya me lo iba a culear al cabro", "Ya no jodas mitrón, ven a chupar con hombres ¿O ya no puedes?", "Claro que puedo compadrito, claro que puedo". Y pudo.

Me largué a eso de las 3am y ya los había tumbado a Pedro y Manuel. Sólo quedaban el jefe, el jefe del cabezón y el cabezón. Pero ése no era mi negocio ya. Todo el camino de regreso pensaba en dos cosas. La forma cómo se había resuelto el asunto de Lorena, que era la mejor solución posible en mi opinión, pero no en la de todos, porqué recordé que Gio me echaba la culpa de la salida de Lorena y me jodía eso. Me jodía porque la Gio era mi pata y echar a perder una amistad por lo sucedido no valía la pena. Pero quizás sólo era que la Gio también estaba con sus tragos y quizás el lunes ya pensaría otra cosa o ni se acordaría de lo que me dijo. Y en la otra cosa que pensaba era en la cara de Walter cuando nos acercamos a salvarlo del cabezón. Yo iba primero y le ví antes que nadie, antes del roche. Su cara no era de fastidio, me atrevería a decir que coqueteaba. Creo que le cagamos la noche. A mi me la cagó Lorena igual, y sin quererlo.

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diciembre 19, 2004

Carla

Dicen que la vida tiene un sentido, supongo que estoy de acuerdo, pero por alguna razón se me escapa el de la mía, salvo que el llenarse de alcohol o hacer tonterías con la computadora sea un fín en sí mismo. De ser así lamento disentir del creador pero ya puede irse inventando otros por que esos no me convencen. Si bien me gusta hacer ambas cosas, no creo haber llegado a este mundo sólo para éso. En verdad, estoy casi seguro que la vida no tiene ningún sentido, sólo estoy esperando que pasen unos cuantos años más para poder demostrarlo. En compensación puedo decir que también pienso que no es demasiado importante que la vida tenga un sentido o no. O quizás sólo trato de convencerme de éso.

La semana del verano que ingresé a la universidad mi viejo me engreía horrores, supongo que al ser su hijo mayor tenía puestas muchas expectativas en mí, y por otro lado, yo no había dado hasta la fecha muestras de interesarme por algo más que no fuera la juerga o la simple vagancia. Si bien toda la primaria fuí primer puesto y medalla de honor del salón, en secundaria con el cambio de colegio también cambié y me negué a ser el nerd que estaba destinado a ser. Los rojos empezaron a aparecer en mis informes bimestrales y me acompañaron toda la secundaria. Salvo los fines de año claro, fecha en la que mis viejos respiraban aliviados. La verdad es que nunca necesité esforzarme para sacar buenas notas, y las malas las sacaba casi a propósito. Y como siempre sabía cuantos puntos me faltaban en cada curso nunca hubo mayor problema, todo estaba bajo control, así conseguí el objetivo que tenía: ser aceptado por todos en el cole. Claro que mis viejos no lo entendieron, pero en el fondo ellos sabían que yo sabía. O quizás el sicólogo del colegio que me vió se los diría, no lo sé.

Lo cierto es que un par de días fuí lo máximo, hasta que el papá de Andrea se apareció en la casa hecho un pichín para informarle a la familia, vecinos y público en general, que yo era el mierda que había embarazado a su hijita. Y yo ni enterado. Si nunca han experimentado ser el mejor y el peor en un solo segundo lean atentamente. Hasta una fracción de segundo atrás era el hijo mimado, papá había prometido comprarme un carro (Yo le pedí una 4x4, aunque sea de segunda), y mamá me dejaba hacer lo que me venía en gana, bueno, siempre era así, pero ahora no renegaba, incluso pasé por el roche de ser llamado ejemplo para mis hermanos menores. Y a la fracción de segundo siguiente ... zaz, era el peor hijo que podía haber. El tipo dejó de gritar un poco cuando vió a mamá, y mamá sólo atinó a llamar al celu de papá para que viniera a arreglar el problema, mientras, el tipo seguía y seguía hablando. Cuando papá llegó, lo que hizo realmente rápido, volvió a levantar su volumen y se enfrascaron en un intercambio de palabras bastante ácido en el que yo era la estrella principal, repudiado por unos y alabado por otros. Finalmente, luego que los ánimos se calmaran un poco, lo que ocasionó que dejara de oir lo que hablaban, mi viejo subió a hablar conmigo. Yo luego de desayunar había vuelto a subir a mi cuarto, al oir el laberinto y enterarme de que se trataba había estado intentando comunicarme con Andrea pero la muy cabrona no respondía. A lo hecho pecho. "Si pa, estuve con ella, pero eso fué en Diciembre, no la he visto desde esos días", "no, no sé si será mío, no la conozco muy bien". Agarramos y pasó pues, cosas de las fiestas navideñas y de fín de año. La verdad, me había extrañado no volver a verla, pero cuando llamé a su casa en enero nadie contestaba. Mi cocho bajó, pero no sin antes decirme "Si lo que dice el padre es cierto estas jodido, la has cagado hijo, la has cagado, ah y ni se te ocurra bajar". No pude sentirme peor.

Al rato el tipo se fué, mis viejos subieron, el sermón empezó. Yo estaba tan sorprendido por lo que me acababa de enterar que no recuerdo todo lo que me dijeron, y ni falta que hace tampoco. Mientras ellos hablaban mi mente andaba en otra cosa. Me veía de pronto vestido de negro y a mi lado Andrea panzoncita y de blanco, la gente alrededor nuestro mirándonos y murmurando, y esa horrible música ... No, ese no podía ser mi destino, había que hacer algo y ya. Les dije a los viejos que yo iba a arreglar todo y fugué. Creo que no quería ver las lágrimas de mi vieja tampoco. Mi primera estación fue la casa de Alexa, que fué por quien conocí a Andrea. Le pregunté por ella. "Esta en Trujillo con su mamá, en la casa de sus abuelos", "No, no he hablado con ella en estos días". No era un comienzo muy alentador, pero por lo menos ya sabía que había sido de su vida todo este tiempo: veraneando en Huanchaco. De ahí enrumbé donde Gio, pero tampoco sabía nada ¿Esta chica no tenía amigas íntimas o qué?. Finalmente llegué donde Fiore pero no estaba. Chesss, ya era hora de almuerzo casi y estaba cerca de la casa del gordo, le caí. El gordo andaba medio depre por no haber ingresado, y le hubiera vacilado un rato de no ser por que de tanto andar pensando en lo que había pasado, a estas alturas ya estaba palteado de verdad. Mientras nos tomábamos una coca en su cuarto le conté todo. "Puta, que huevón eres cuñao", "Sí, ya sé, pero porqué, o sea ¿es pendeja la Andrea?, digo ¿Sera verdad? que es mío digo". No solo estaba palteado sino que estaba perdiendo facultades, creo que no me había dado cuenta que estaba en estado de shock. El gordo me dijo que le esperara un toque y se fué. Mientras tanto me puse a revisar sus discos, encontré un pirata de los Chili Peppers que no había oido y "Nine Lives" .. ¿Que hacía el gordo escuchando Aerosmith?. El gordo regresó con un Baccardí de su viejo a menos de la mitad, sirvió en la tapita y me la dió. Me la zampé sin saborearlo. El gordo se tomó otro y cerró la botella. "Mira cuñao, la Andrea no es pendeja, todo lo contrario, es hasta muy inocente, la verdad no sé como te la has podido tirar, o como te ha atracado. Pero bueno, el asunto es que si ella lo dice es verdad, no es falsa". Ta mare, eso significaba que de veras estaba en problemas. "Pero eso no es lo peor" continuó "Sabes que es hija única (si) y es la niña mimada de su viejo, si el viejo te quiere joder, te jode, trabaja con militares, mi viejo lo manya alguito, dice que les vende cosas, no sé más". Eso me explicaba en parte su comportamiento medio prepotente, pero claro, en una situación así, cualquiera. "Así que si quiere que te cases, caballero, yo puedo ser tu testículo, jajaja". Nadita de gracia que me hacía la idea. El gordo continuó "Ya has hablado con Andrea", "No, no lo he vuelto a intentar", "Hazlo y ponte de acuerdo con ella", asentí y le dije que me preste su teléfono. Llamé a su casa, luego de varias timbradas contestó ella misma. Su vo sonaba apagada, no me reconoció, le dije quien era, el tono de su voz cambió "¿Que pasó con mi papá? cuenta que te dijo" le conté brevemente. "Dios, menos mal, de aquí salió diciendo que te iba a matar, claro que no lo iba a hacer, pero tenía miedo, el anda armado, sabes". Un escalofrío me recorrió el cuerpo ¿Había estado en peligro de muerte y no lo supe?. Bueno, era el momento de la verdad, tenía que preguntárselo aunque no quisiera hacerlo. "Andrea ¿Lo que dijo es cierto? estas....", "Sí, no lo supe hasta hace unos días, a veces no me da la regla y normal, al otro mes todo bien. Pero dos meses seguidos no me dió, me hice ver y salió, casi me muero, se lo conté a mamá y casi me mata, por eso no te pude avisar, me quito el celu, me castigó, quería que abortara para que mi padre no se entere, fue horrible". Su voz sonaba casi quebrada. "Andrea, yo ... si tu quieres ...", "No, ya sé lo que vas a decir, pero no, he pensado mucho estos días, anoche me quedé hasta tarde hablando con mi papá, y casi estamos de acuerdo, tendré mi hijo pero no me casaré contigo", "Pero Andrea yo ...", me sentí rechazado, de pronto quería casarme. "No me malinterpretes, me gustas, pero no creo que te ame, ni nos conocemos bien, y lo sabes. Además papá dice que el puede hacerse cargo de todo, y no quiere que yo pierda mis estudios por esto. Oye papá está llegando, llamame mas tarde". Cortó. Me quedé en silencio un rato, el gordo sólo me miraba. Al rato, suspiré hondo y se lo conté. El gordo siguió mudo, pero agarró nuevamente la botella de ron y me sirvió, me lo zampé mas rápido aún que la vez anterior. Finalmente me dijo "Creo que tienes suerte, pero no sé, es raro esto". Asenti. Me quedé un rato más sin hacer nada y luego me fuí. Al pasar por el comedor la mamá del gordo me dijo que me quede a almorzar pero no tenía hambre, inventé cualquier excusa y terminé de irme.

Al llegar a casa no había nadie, subí a mi cuarto y seguí pensando, pensé tanto que me quedé dormido. Mamá llegó como a las seis y me despertó, me hizo comer algo, le conté todo. Me dijo que ya lo sabía (Queee?), el padre de Andrea había llamado a eso del mediodía, primero se disculpó por lo de la mañana y luego le dijo lo que quería realmente, que yo reconociera al niño y nada más, acto seguido le invitó a su casa para conversar, ese mismo rato. Mamá fué, con papá. El tipo les explicó lo mismo, que si bien estaba muy contrariado por lo sucedido, respetaba las decisiones de su hija y la apoyaba, y que esto no debía ser un obstáculo para lo más importante, los estudios de nosotros, los muchachos. Mamá dijo que papá se ofreció a correr con todos los gastos del embarazo, el tipo dijo que no era necesario, papá insistió, mamá también. El tipo dijo que después lo verían, ahí quedaron. Así fué decidida una parte de mi vida sin que yo estuviera presente.

Los días pasaron y no llamé a Andrea, me sentía molesto, ¿Por qué no me llamaba ella a mí?, los días se hicieron semanas y meses. Un día mamá me dijo que ya faltaba poco ¿Y cómo lo sabía?, ella habia comprado todo el ajuar para la bebé, sí, era una niña, y lo habia llevado a la casa de Andrea, me dijo que no había ningún problema y que Andrea estaba bien panzoncita. La verdad no me interesaba, o eso creí. Unos días después mamá me fue a esperar a la salida de la universidad y me llevó a una clínica. Ya había nacido la bebé. La ví por la luna de la sala de recién nacidos. Una cosita roja y sin pelos que berreaba todo el rato. Una enfermera le dió un papel a mamá y nos fuimos a la municipalidad, mamá hizo un papeleo, yo firmé. Regresamos a la clínica, pero esta vez al cuarto donde estaba Andrea. Entré. Ella estaba dormida. Le acompañaban una enfermera y su mamá. Saludé. Me respondió secamente. La madre claro. Mamá se puso a hablar con ella. Yo paseé la vista por el cuarto, había varios ramos de flores, miré la tarjeta del que estaba más cerca a mí. Tenía mi nombre. Ya iba a abrir la boca cuando oí que mamá se despedía, hice lo mismo y nos fuimos.

Todo el camino no hablé con mamá. Ella intentó charlar algo, pero al ver mi falta de interés desistió. En la noche busqué al gordo "Ya soy padre" le dije. Menos mal que era viernes y al día siguiente no había que ir a la U, porque nos metimos una tranca del carajo. El gordo dice que lloré. Yo no me acuerdo. Sólo sé que me sentía muy raro.

A las dos o tres semanas, mamá me dijo para ir a visitar a Andrea, no quise al principio pero luego acepté. Andrea estaba sola con la bebé y una empleada. Nos saludamos pero le noté cierto distanciamiento. Mamá cargó a la bebé y luego hizo que yo la cargara, cuando la tuve en mis brazos me tomó una foto. La bebé había cambiado, ya no lloraba tanto y tenía una pelusita en la cabeza. Sus ojos me miraron y pensé que iba a llorar como antes, pero finalmente no lo hizo. Era hermosa, se parecía a su madre, pero no en todo. Cuando miré a Andrea para compararla noté que me observaba atentamente y que sus ojos estaban húmedos, al darse cuenta se volteó a arreglar las sonajas de la bebé que estaban sobre su cama. Nos quedamos un rato más y luego nos fuimos. Casi todo ese rato me la pasé cargando a la bebé o haciéndole jugar una vez estuvo de nuevo en su cuna. No sé por qué lo hice, normalmente detesto a los bebes, pregúntenle a mi hermanos menores si quieren, o a sus madres, soy el terror de ellos. Pero bueno, de cualquier manera sería la última vez que lo haría. Cuando en un arranque de paternalismo quise visitarles de nuevo a los pocos días, me dí con la sorpresa que la casa estaba alquilada, Andrea ya no estaba, había otra familia viviendo allí.

Lo que pude averiguar fué que su viejo se la había llevado a Miami, bueno, en realidad todos se habían mudado. Pero el viejo siempre venía por sus negocios. Nunca nos cruzamos. Poco a poco me fuí olvidando de la bebé, pero un día mamá me dió una foto, "Guárdala" me dijo, "tu hija cumple un año hoy". Era la foto que me tomó el día que visitamos a Andrea en su casa. Mierda, no sé por qué casi lloré delante de ella, subí a mi cuarto y me quedé mirándola. Ese día decidí algo que no cumplí sino dos años después. A finales del dos m il arreglé mis cosas de tal manera que pudiera pasar el año nuevo en Miami. Cayo, Toño y el Muelón tenían años viviendo allá y me habían dicho que me podía quedar en la casa de cualquiera de ellos. Una vez allá me las arreglé para dar con la dirección de Andrea, ya que en Lima nadie parecía tenerla exactamente. Me armé de valor y fuí. El Muelas me llevó pero no quizo bajar de su carro, "Te recojo en una hora" me dijo. No necesité tocar el timbre, ella estaba en la entrada de su casa sentada leyendo un libro y mi hija correteaba por el jardín atrás de un perrito lanudo. Nos saludamos, ella llamó a mi hija: "Carlita ven", y Carlita se acercó con el perrito en brazos. Su sonrisa era preciosa. "Saluda al tío", "Hola tío", me agaché y ella se empinó para darme un beso. Fueron sensaciones encontradas, por un lado, aunque ya lo sabía y lo había aceptado en una previa conversación telefónica, me chocó que me llamara tío, por otro lado fué el beso más dulce que recibí en mi vida. Nos sentamos y conversamos. Andrea me contó en versión extendida lo que me había dicho brevemente por teléfono. Mientras lo hacía la observaba, ya no era una chibola, era una mujer segura de si misma que sabía lo que quería. Quizás siempre lo había sabido. En eso Carlita se paró delante mío, traía sus muñecas y me las presentó una por una, me empezó a hacer preguntas, jugaba, entraba a su casa, regresaba, capturó mi atención totalmente. Me acordé que había traido cámara y le dije a Andrea que me tomara unas fotos con Carlita. Seguimos jugando. Al rato llegó el Muelas, bajó del carro y se acercó, le presenté a Andrea y a Carlita. "Otro tío" dijo ella. Estábamos en eso cuando llegó Salvador en su carro, o al menos yo lo supuse, y efectivamente asi era, pues mi hija salió disparada gritando "Mi papitoooooo". Aguanté las presentaciones de rigor como pude y nos despedimos casi de inmediato. Si hubo un beso más dulce que el que Carlita me dió al llegar fué el que me dió al despedirnos, se colgó de mi cuello y me dijo "¿Cuándo vuelves tío?", le mentí que pronto. Entonces le dije al Muelas que me trajera el paquete que había traido y que se había quedado en su carro, lo hizo y se lo entregué a Carlita. "Para tí" le dije, lo recibió y corrió donde Andrea "Mami, mami, mira", no esperó para romper el papel de regalo y sacar la muñeca que le había escogido "Que linda, mami", "¿Que se dice hijita?", ella se volteó y me dijo "Gracias tío". Le sonreí y subí al carro. Muelas arrancó mientras les hacía adiós por la ventanilla. No les he vuelto a ver.

A veces, cuando menos me lo espero, me acuerdo de ella. Sé que así es mejor, pero igual quisiera tenerla a mi lado. Andrea me dijo que algún día ella lo sabrá y entonces será su decisión qué hacer al respecto. Quien sabe que pasará entonces. Mientras tanto las navidades son insoportables para mí. Todos los años le envío regalos por navidad y su cumpleaños, pero quisiera dárselos yo mismo. Cuando veo otras niñas de su edad pienso que me estoy perdiendo los mejores años de su vida, y es difícil soportarlo, miro sus fotos y sé que la vida tiene un sentido, pero también que éste me es esquivo. Por lo general trato de eliminar esos pensamientos de mi cabeza, pero lo que no puedo apartar es la sensación de estar desperdiciando mi vida y no hacer nada al respecto. ¿El sentido de la vida?, sí, lejos, muy lejos, pero existe. Se llama Carla y es la niña más hermosa del mundo.
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diciembre 05, 2004

Mi vieja

No puedo hablar de mi viejo sin hablar luego de mi vieja, sería injusto, así que de ella hablaré ahora. Creo que como todo el mundo, pienso que mi vieja es lo máximo. Nadie dice que sea perfecta, ni la mejor madre, de que tiene sus cosas, las tiene. Pero de que le debo mucho no hay duda. Mis viejos se separaron cuando yo tenía cinco años, supongo que andaban en problemas de tiempo atrás. Recuerdo poquísimas cosas de aquellos años, a veces creo que recuerdo más pero es mentira, son imágenes que mi mente arma en base a historias que me han contado y fotos que andan por ahí.

Dicen que preguntaba por mi papá un tiempo, seguro obtuve un par de mentiras piadosas por respuesta. Las fotos me dicen que él tampoco se ausentó demasiado, sigue estando en los cumpleaños y en las actuaciones del colegio, seguimos viajando una vez al año a cualquier lado. Pero siempre recuerdo las preguntas de mis compañeros del cole “¿Y tu papá?”, “Esta de viaje”, hasta que ya nadie me creía imagino, y hasta que a l ver mi incomodidad mi mamá me aconsejó: “Di la verdad”. No quise hacerlo, supongo tenía el tonto capricho de los niños de querer ver a sus padres siempre juntos. Finalmente lo hice a mi manera, un día el gordo Pinillos fue a mi casa, el gordo había entrado al cole recién ese año y no demoramos en hacernos patas. Cuando me hizo la consabida pregunta le respondí: “No vive acá”, su respuesta me dejó cojudo: “Que bacán”. Tanto así me sorprendió que no atiné a responder nada, la charla quedó ahí pues justo en ese momento se apareció la Marcelina para decirnos que la comida estaba servida. Con el tiempo me fui enterando que el viejo del gordo era un conche su madre que le partía el alma a su mujer cada que llegaba borracho, y eso se fue haciendo mas frecuente cada vez, pero eso es otra historia.

Años después el gordo y yo nos enamoramos de la misma chica, por supuesto la chica me prefirió a mí, pero solo por un par de semanas, cuando el gordo consiguió que su viejo le diera un auto quedé out, así sin más, fuiste chocherita. De hecho me jodió, y me asé con el gordo. Mi vieja se dio cuenta y me preguntó por él, o me preguntó por él y se dio cuenta, no sé. Si intentó hablarme de eso la debo de haber choteado. Cuando la flaca dejó al gordo por un patín que ya estaba en la universidad y manejaba un carro del año me sentí vengado. Como ahora sí tenía ganas de hablar y mi bocota me dominaba, se lo conté a mi vieja, ella me dijo que eso era feo. No le hice caso y seguí haciendo chacota del gordo cada que podía, hasta que fui sacado al fresco por Alex “Oye mierda, ¿crees que todo el mundo no sabe que a ti te pasó lo mismo y que hablas de puro imbécil que eres? ¿No sabes que ustedes dos son los únicos estúpidos que se han enamorado de una player como la Fabiola?”. Me dolió, de no ser porque Alex medía casi metro noventa y era asiduo al gimnasio le hubiera contestado como debía. Lo más chistoso era que lo que me dolió de a de veras fue que le dijera player a Fabiola. Esa noche demoré en dormirme, pensaba en ella y en el gordo y en lo que dijo Alex y en lo que había oído hablar al resto de la gente, incluyendo mis amigas que conocían a Faby. Me dormí pensando que tenía muchas preguntas para muchas personas.

Al cabo de varios días de encuentros “casuales” y preguntas hechas como quien no quiere la cosa tuve la certeza de que Alex no mentía, y la absoluta seguridad de haber sido el huevón del año ante mis patas, bueno, a medias con el gordo. El gordo, chesssss, no sabía como hacer para que todo volviera a ser como antes. Pero alguien lo hizo, o por lo menos lo intentó. Un día casi un mes después de eso, cuando llegaba de la playa mi mamá me recibió diciéndome que había llamado el gordo para decirme que si podía me pasara por su jato el sábado a eso de las nueve. Me extrañó, me extrañó tanto que miré el calendario para ver que fecha era y claro, era su cumpleaños. Pero tenía roche, de saber que el sabía que yo era un huevón que por una player se había peleado con su mejor amigo.

Como faltaban aún varios días dejé la decisión para el último momento. Esa noche llegó mi tía Carolina y se quedó hasta tarde, durante la cena no se como terminó preguntándome por el gordo “ahí bien, supongo”, para ella era raro no vernos juntos, mamá se acordó de aquella vez que estando con el gordo en miraflores descubrí que no tenía para el pasaje y que el gordo de puro pata se caminó conmigo las cuchumil cuadras hasta el barrio. Escuché decentemente la historia tantas veces contada y luego me quité a mi cuarto a tocar la guitarra con el volumen bajito.

El sábado las olas estuvieron bravas pero igual me metí hasta bien adentro, mientras dejaba que el mar me fuera regresando poco a poco a la playa y me preparaba para surfear, recordaba anteriores veranos en los q todo era vacilón junto a los patas, ahora estaba solo con mi tabla, lo que me hacía sentir bien pero no era suficiente. Tanto estuve así de abstraído que me descuidé y a la primera subida a la ola, esta me revolcó rico y casi pierdo la tabla. Asado, me embarqué en la primera combi que encontré rumbo a la casa. Cuando llegué ya lo había decidido, dormiría toda la tarde y en la noche iría y me metería una bomba de las buenas.

Fue difícil, me aparecí tarde por la casa del gordo, la gentita ya estaba medio picada y se la pasaron jodiéndome buen rato. El gordo estaba intermitentemente con nosotros ya que su familia había venido a saludarlo también. A eso de las tres de la mañana ya me había igualado con el resto y el resto que quedaban era solo tres patas y la prima del gordo que se nos había acollerado recién nomás, y el gordo claro. Su vieja ya se había ido a dormir. Yo seguía incómodo. Decidí irme. El gordo me acompañó hasta afuera. El silencio era más incómodo aún que mi propia incomodidad. Cuando cerraba la reja del jardín le pregunté: “Gordo, ¿seguimos siendo patas?”, “Creo que sí” me contestó. “¿Vamos a la playa mañana?”, “Nosotros vamos mañana de acá apenas despertemos”, “Entonces ya vengo” le respondí. Fui a mi casa, agarré mi mochila, mi tabla y me regresé a la casa del gordo, antes de salir de pasada miré en el cuarto de mi vieja y no había regresado aún. Llegué y chupamos hasta que amaneció.

Abrimos los ojos recién a la una de la tarde y la fuerza. Nadie quiso comer, pero el jugo que nos invitó la mamá del gordo si fue bien recibido. En la playa luego de un buen rato se nos abrió el apetito y nos zampamos un cebiche de la putamare. Seguimos cheleando pero suave nomás. Ni llevé la tabla. El resto del verano fue igual, éramos otra vez patas, no había resentimiento, pero algo había cambiado, la vieja camaradería se había perdido. Si nos veías de fuera quizás no lo notabas, pero nosotros sí. Se lo conté a mi vieja, ella me dijo que lo más importante era tener la conciencia tranquila y que el resto ya se vería con el tiempo. Y así fue. Con el tiempo también me enteré que el gordo nunca había llamado a mi casa, que a él su mamá le había dicho que yo había llamado preguntando que había para el sábado y que ella me había invitado. No sé si yo haría algo así por alguien, no sé si me atrevería, pero si sé que de no ser por eso nunca hubiera hablado con el gordo de nuevo y quizás tendría un gran nudo en eso que se llama conciencia. ¿Ya les dije que amo a mi vieja?
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noviembre 28, 2004

Mi viejo

Ya que mencioné a mi viejo seguiré hablando de él. Tampoco es que haya mucho que comentar en verdad, pero sí puedo decir dos cosas buenas de él: 1.- Nunca para en la casa (ergo: no jode) y 2.- Es un pendejazo.

Mi mamá fué su segunda esposa, y el hombre actualmente vá por la cuarta. No sé si está loco o qué. Y sólo hablo de las oficiales claro, hasta donde sé ha barrido con todo lo que ha podido .. y no ha sido poco. Una hermana menor que tengo para asada con él por éso, pero es mujer pues, no se puede esperar otra cosa de ella.

Hace unos meses llegó a trabajar a mi oficina una tía de sus treintaitantos (en realidad 38, después lo averigué por el sistema), para qué, bien potable la tía, caderonaza, con cintura y casi cero de panza, y esto es algo que no se encuentra así nomás a esa edad. Bueno, al poco tiempo me enteré que había trabajado con mi viejo hace cosa de tres años, por mi, normal; parece que ella también se enteró que yo era quien soy por que a los días se me acercó y me preguntó por el cocho. De eso no pasó, total, cuando se me antoja caldo de gallina vieja no la escojo de mi propio corral. Pero hace tres semanas fue el cumpleaños de uno de los jefazos, y lógico, gran pachanga. No general por que tampoco tampoco, además que la cuota era un poquito alta para la gente y como que no todos tienen disponibilidad. Yo me apunté esperando poder siquiera sacar a bailar a la Karencita, la secretaria del Gerente General que es un lomazo de la putamare. La fiesta fue un tonazo, cuando se acabó el trago de la cuota los jefes empezaron a disparar whiskies a discreción, mi jefe hizo lo propio, como cabría esperar y seguimos juergueando, y que creen … sí pues, la tía me sacó a bailar, ya estaba picadaza y se movía pero bien. Yo que ya tenía lo mío encima no me quedé nadita y casi terminamos bailando perreo delante de todo el mundo. Eso fue mi perdición, la tía no se me despegó, creo que tampoco quise despegarme teniendo en cuenta que la muy puta de la Karencita ya hacía ratón que se había ido con el gerente. Así que el trámite no fue muy largo, siendo la hora avanzada y estando la mesa servida, solo quedaba cumplir. Me la levanté sin roche y al telo. Guau, que tal culo, increíblemente duro para ésa edad, lo que puede lograr el gimnasio. La tía se portó excelente, no sé si estaba aguantada o es así de arrecha o qué se yo, pero fué un señor polvo, bueno, dos polvos bien dados.

No puedo negar que estuvo muy bien conmigo, mientras nos bañabamos, o mejor dicho, mientras ella me bañaba, no sé si debido a que yo estaba mostrando cierta verguenza hacia la exhibición de mis partes en franco crecimiento, me dijo: "estuviste muy bien" y yo pensé "Ooops, no le he dicho ningún cumplido", así que rápidamente murmuré uno, pero ni lo terminaba de decir cuando ella soltó una frase que nunca olvidaré: "No desmereces en nada a tu padre".

El silencio se apoderó de la habitación uno o dos segundos que para mí fueron siglos, durante esos segundos nos miramos con una comprensión mas allá de las palabras, no sé describirlo, era un momento difícil pero mágico, sentí algo en sus ojos que trascendía la forma cómo se mira a un amante ocasional, me sentí a mi mismo como ascendiendo a otro nivel. Fue sólo unos instantes. La expresión de su rostro cambió levemente, la mía no recuerdo. "Qué, no me digas que no lo sabías", "Pues sí, pero no lo había confirmado" dije mientras chapoteaba un poco para disimular mi sorpresa, "No te hagas paltas chibolo" me dijo y se encajó con suavidad y mucha habilidad en mi no disminuida erección. Yo iba a responder algo pero dadas las circunstancias preferí el silencio y aplicarme a la tarea que me encomendaban. Tarea que por cierto tuve que terminar a las apuradas pues el celular empezó a sonar y sonar. Era mi jefe, una urgencia en la chamba. ¿Sabado? me parecio raro, pero igual era hora de largarse. Ella no quiso que la llevara a su casa ni que salieramos juntos, pero se despidió con mucha ternura.

Llegué a la oficina y encontré a mi jefe vestido igual que el día anterior y con una cara de resaqueao maldita. "Oye huevón ¿no has llegado a tu casa?" (mi jefe es sólo cinco años mayor que yo) "¿Crees que eres el único que puede hacerse un levante, imbécil?" (nuestra relación es más que laboral, somos patazas) "Pues .. supongo que no". "Vamos a cortarla" me dijo. Comprendí que ésa era la urgencia laboral. "Vamos pues".

Nos fuimos en su camioneta a la playa, chupamos como descosidos. Mi jefe se había levantado a la Karencita, la muy puta se había movido rápido y luego de noquear al viejo había regresado por más juerga, y el elegido fué mi jefe. No quise pensar que pude haber sido yo, o mejor dicho, sí lo pensé y chupé más por éso. Horas mas tarde tirado en mi cama a punto de dormirme, pensaba en lo que me había dicho la Sra. Regina y a pesar que no podía quitarme de la cabeza la idea de que había pasado exitosamente alguna especie de prueba, tampoco podía dejar de pensar que efectivamente yo era un digno hijo de mi padre. Me dormí hechido de orgullo.
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noviembre 21, 2004

Begin the Beguin

Begin the Beguin. Eso está en uno de los discos de Frank Sinatra de mi viejo. Siempre lo pone, no sé que le verá de bueno. Empiezo esto de puro copykat que soy. Algunos amigos/as tienen los suyos y se alucinan lo máximo por tenerlos. Así que quiero ver si se siente tan bien como parece tener uno.

Aviso del saque: no creo poder postear con la frecuencia que veo en la mayor parte de los blogs que leo, pero mínimo uno semanal, ok?, ahora si ando arriola ya pes, serán más.

Como no soy experto en nada, esto será sobre todo lo que se me ocurra. Espero estar a la altura de l as circunstancias. Las visitas son bienvenidas, si llegamos a ser más de dos podemos hacer una chanchita para el trago. Si somos más de tres y dos son chicas, podemos hacer una orgía. Bueno, ya lo vemos.
:: posted by yo23, 10:23 p. m. | link | (2) comments |