Yo, 23

diciembre 05, 2004

Mi vieja

No puedo hablar de mi viejo sin hablar luego de mi vieja, sería injusto, así que de ella hablaré ahora. Creo que como todo el mundo, pienso que mi vieja es lo máximo. Nadie dice que sea perfecta, ni la mejor madre, de que tiene sus cosas, las tiene. Pero de que le debo mucho no hay duda. Mis viejos se separaron cuando yo tenía cinco años, supongo que andaban en problemas de tiempo atrás. Recuerdo poquísimas cosas de aquellos años, a veces creo que recuerdo más pero es mentira, son imágenes que mi mente arma en base a historias que me han contado y fotos que andan por ahí.

Dicen que preguntaba por mi papá un tiempo, seguro obtuve un par de mentiras piadosas por respuesta. Las fotos me dicen que él tampoco se ausentó demasiado, sigue estando en los cumpleaños y en las actuaciones del colegio, seguimos viajando una vez al año a cualquier lado. Pero siempre recuerdo las preguntas de mis compañeros del cole “¿Y tu papá?”, “Esta de viaje”, hasta que ya nadie me creía imagino, y hasta que a l ver mi incomodidad mi mamá me aconsejó: “Di la verdad”. No quise hacerlo, supongo tenía el tonto capricho de los niños de querer ver a sus padres siempre juntos. Finalmente lo hice a mi manera, un día el gordo Pinillos fue a mi casa, el gordo había entrado al cole recién ese año y no demoramos en hacernos patas. Cuando me hizo la consabida pregunta le respondí: “No vive acá”, su respuesta me dejó cojudo: “Que bacán”. Tanto así me sorprendió que no atiné a responder nada, la charla quedó ahí pues justo en ese momento se apareció la Marcelina para decirnos que la comida estaba servida. Con el tiempo me fui enterando que el viejo del gordo era un conche su madre que le partía el alma a su mujer cada que llegaba borracho, y eso se fue haciendo mas frecuente cada vez, pero eso es otra historia.

Años después el gordo y yo nos enamoramos de la misma chica, por supuesto la chica me prefirió a mí, pero solo por un par de semanas, cuando el gordo consiguió que su viejo le diera un auto quedé out, así sin más, fuiste chocherita. De hecho me jodió, y me asé con el gordo. Mi vieja se dio cuenta y me preguntó por él, o me preguntó por él y se dio cuenta, no sé. Si intentó hablarme de eso la debo de haber choteado. Cuando la flaca dejó al gordo por un patín que ya estaba en la universidad y manejaba un carro del año me sentí vengado. Como ahora sí tenía ganas de hablar y mi bocota me dominaba, se lo conté a mi vieja, ella me dijo que eso era feo. No le hice caso y seguí haciendo chacota del gordo cada que podía, hasta que fui sacado al fresco por Alex “Oye mierda, ¿crees que todo el mundo no sabe que a ti te pasó lo mismo y que hablas de puro imbécil que eres? ¿No sabes que ustedes dos son los únicos estúpidos que se han enamorado de una player como la Fabiola?”. Me dolió, de no ser porque Alex medía casi metro noventa y era asiduo al gimnasio le hubiera contestado como debía. Lo más chistoso era que lo que me dolió de a de veras fue que le dijera player a Fabiola. Esa noche demoré en dormirme, pensaba en ella y en el gordo y en lo que dijo Alex y en lo que había oído hablar al resto de la gente, incluyendo mis amigas que conocían a Faby. Me dormí pensando que tenía muchas preguntas para muchas personas.

Al cabo de varios días de encuentros “casuales” y preguntas hechas como quien no quiere la cosa tuve la certeza de que Alex no mentía, y la absoluta seguridad de haber sido el huevón del año ante mis patas, bueno, a medias con el gordo. El gordo, chesssss, no sabía como hacer para que todo volviera a ser como antes. Pero alguien lo hizo, o por lo menos lo intentó. Un día casi un mes después de eso, cuando llegaba de la playa mi mamá me recibió diciéndome que había llamado el gordo para decirme que si podía me pasara por su jato el sábado a eso de las nueve. Me extrañó, me extrañó tanto que miré el calendario para ver que fecha era y claro, era su cumpleaños. Pero tenía roche, de saber que el sabía que yo era un huevón que por una player se había peleado con su mejor amigo.

Como faltaban aún varios días dejé la decisión para el último momento. Esa noche llegó mi tía Carolina y se quedó hasta tarde, durante la cena no se como terminó preguntándome por el gordo “ahí bien, supongo”, para ella era raro no vernos juntos, mamá se acordó de aquella vez que estando con el gordo en miraflores descubrí que no tenía para el pasaje y que el gordo de puro pata se caminó conmigo las cuchumil cuadras hasta el barrio. Escuché decentemente la historia tantas veces contada y luego me quité a mi cuarto a tocar la guitarra con el volumen bajito.

El sábado las olas estuvieron bravas pero igual me metí hasta bien adentro, mientras dejaba que el mar me fuera regresando poco a poco a la playa y me preparaba para surfear, recordaba anteriores veranos en los q todo era vacilón junto a los patas, ahora estaba solo con mi tabla, lo que me hacía sentir bien pero no era suficiente. Tanto estuve así de abstraído que me descuidé y a la primera subida a la ola, esta me revolcó rico y casi pierdo la tabla. Asado, me embarqué en la primera combi que encontré rumbo a la casa. Cuando llegué ya lo había decidido, dormiría toda la tarde y en la noche iría y me metería una bomba de las buenas.

Fue difícil, me aparecí tarde por la casa del gordo, la gentita ya estaba medio picada y se la pasaron jodiéndome buen rato. El gordo estaba intermitentemente con nosotros ya que su familia había venido a saludarlo también. A eso de las tres de la mañana ya me había igualado con el resto y el resto que quedaban era solo tres patas y la prima del gordo que se nos había acollerado recién nomás, y el gordo claro. Su vieja ya se había ido a dormir. Yo seguía incómodo. Decidí irme. El gordo me acompañó hasta afuera. El silencio era más incómodo aún que mi propia incomodidad. Cuando cerraba la reja del jardín le pregunté: “Gordo, ¿seguimos siendo patas?”, “Creo que sí” me contestó. “¿Vamos a la playa mañana?”, “Nosotros vamos mañana de acá apenas despertemos”, “Entonces ya vengo” le respondí. Fui a mi casa, agarré mi mochila, mi tabla y me regresé a la casa del gordo, antes de salir de pasada miré en el cuarto de mi vieja y no había regresado aún. Llegué y chupamos hasta que amaneció.

Abrimos los ojos recién a la una de la tarde y la fuerza. Nadie quiso comer, pero el jugo que nos invitó la mamá del gordo si fue bien recibido. En la playa luego de un buen rato se nos abrió el apetito y nos zampamos un cebiche de la putamare. Seguimos cheleando pero suave nomás. Ni llevé la tabla. El resto del verano fue igual, éramos otra vez patas, no había resentimiento, pero algo había cambiado, la vieja camaradería se había perdido. Si nos veías de fuera quizás no lo notabas, pero nosotros sí. Se lo conté a mi vieja, ella me dijo que lo más importante era tener la conciencia tranquila y que el resto ya se vería con el tiempo. Y así fue. Con el tiempo también me enteré que el gordo nunca había llamado a mi casa, que a él su mamá le había dicho que yo había llamado preguntando que había para el sábado y que ella me había invitado. No sé si yo haría algo así por alguien, no sé si me atrevería, pero si sé que de no ser por eso nunca hubiera hablado con el gordo de nuevo y quizás tendría un gran nudo en eso que se llama conciencia. ¿Ya les dije que amo a mi vieja?
:: posted by yo23, 10:35 p. m.

6 Comments:

yo también la amo ---- TU viejo
Anonymous Anónimo, at 11:57 p. m.  
habla loquitoo! en mancora nos vemos el 20!
Vi a la Fabi sigue igual de ruca. Creo que tira con un medico.

El gordo
Anonymous Anónimo, at 9:51 p. m.  
Pero por supuesto que somos beach, fatman ...
Blogger yo23, at 10:45 p. m.  
Me gustó particularmente este post, pasó algo similar con un amigo, los amigos hacen de este lugar un poco más agradable... Saludos

*pd: Ke buen detalle ese, de la "supuesta" llamada, hay ke ser madre para ser tan genial.

Ser humano
Anonymous Anónimo, at 9:09 a. m.  
How to forget them?
Blogger yo23, at 7:47 p. m.  
excelente la manera de narrar la historia, deberías dedicarte a escribir profesionalmente.
Bueno eso de intercalar en distintos niveles, poco a poco has ido contrsuyendo personajes y situaciones como en una autobiografía.
Sigue así.
Blogger marc, at 4:57 p. m.  

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