Yo, 23

noviembre 28, 2004

Mi viejo

Ya que mencioné a mi viejo seguiré hablando de él. Tampoco es que haya mucho que comentar en verdad, pero sí puedo decir dos cosas buenas de él: 1.- Nunca para en la casa (ergo: no jode) y 2.- Es un pendejazo.

Mi mamá fué su segunda esposa, y el hombre actualmente vá por la cuarta. No sé si está loco o qué. Y sólo hablo de las oficiales claro, hasta donde sé ha barrido con todo lo que ha podido .. y no ha sido poco. Una hermana menor que tengo para asada con él por éso, pero es mujer pues, no se puede esperar otra cosa de ella.

Hace unos meses llegó a trabajar a mi oficina una tía de sus treintaitantos (en realidad 38, después lo averigué por el sistema), para qué, bien potable la tía, caderonaza, con cintura y casi cero de panza, y esto es algo que no se encuentra así nomás a esa edad. Bueno, al poco tiempo me enteré que había trabajado con mi viejo hace cosa de tres años, por mi, normal; parece que ella también se enteró que yo era quien soy por que a los días se me acercó y me preguntó por el cocho. De eso no pasó, total, cuando se me antoja caldo de gallina vieja no la escojo de mi propio corral. Pero hace tres semanas fue el cumpleaños de uno de los jefazos, y lógico, gran pachanga. No general por que tampoco tampoco, además que la cuota era un poquito alta para la gente y como que no todos tienen disponibilidad. Yo me apunté esperando poder siquiera sacar a bailar a la Karencita, la secretaria del Gerente General que es un lomazo de la putamare. La fiesta fue un tonazo, cuando se acabó el trago de la cuota los jefes empezaron a disparar whiskies a discreción, mi jefe hizo lo propio, como cabría esperar y seguimos juergueando, y que creen … sí pues, la tía me sacó a bailar, ya estaba picadaza y se movía pero bien. Yo que ya tenía lo mío encima no me quedé nadita y casi terminamos bailando perreo delante de todo el mundo. Eso fue mi perdición, la tía no se me despegó, creo que tampoco quise despegarme teniendo en cuenta que la muy puta de la Karencita ya hacía ratón que se había ido con el gerente. Así que el trámite no fue muy largo, siendo la hora avanzada y estando la mesa servida, solo quedaba cumplir. Me la levanté sin roche y al telo. Guau, que tal culo, increíblemente duro para ésa edad, lo que puede lograr el gimnasio. La tía se portó excelente, no sé si estaba aguantada o es así de arrecha o qué se yo, pero fué un señor polvo, bueno, dos polvos bien dados.

No puedo negar que estuvo muy bien conmigo, mientras nos bañabamos, o mejor dicho, mientras ella me bañaba, no sé si debido a que yo estaba mostrando cierta verguenza hacia la exhibición de mis partes en franco crecimiento, me dijo: "estuviste muy bien" y yo pensé "Ooops, no le he dicho ningún cumplido", así que rápidamente murmuré uno, pero ni lo terminaba de decir cuando ella soltó una frase que nunca olvidaré: "No desmereces en nada a tu padre".

El silencio se apoderó de la habitación uno o dos segundos que para mí fueron siglos, durante esos segundos nos miramos con una comprensión mas allá de las palabras, no sé describirlo, era un momento difícil pero mágico, sentí algo en sus ojos que trascendía la forma cómo se mira a un amante ocasional, me sentí a mi mismo como ascendiendo a otro nivel. Fue sólo unos instantes. La expresión de su rostro cambió levemente, la mía no recuerdo. "Qué, no me digas que no lo sabías", "Pues sí, pero no lo había confirmado" dije mientras chapoteaba un poco para disimular mi sorpresa, "No te hagas paltas chibolo" me dijo y se encajó con suavidad y mucha habilidad en mi no disminuida erección. Yo iba a responder algo pero dadas las circunstancias preferí el silencio y aplicarme a la tarea que me encomendaban. Tarea que por cierto tuve que terminar a las apuradas pues el celular empezó a sonar y sonar. Era mi jefe, una urgencia en la chamba. ¿Sabado? me parecio raro, pero igual era hora de largarse. Ella no quiso que la llevara a su casa ni que salieramos juntos, pero se despidió con mucha ternura.

Llegué a la oficina y encontré a mi jefe vestido igual que el día anterior y con una cara de resaqueao maldita. "Oye huevón ¿no has llegado a tu casa?" (mi jefe es sólo cinco años mayor que yo) "¿Crees que eres el único que puede hacerse un levante, imbécil?" (nuestra relación es más que laboral, somos patazas) "Pues .. supongo que no". "Vamos a cortarla" me dijo. Comprendí que ésa era la urgencia laboral. "Vamos pues".

Nos fuimos en su camioneta a la playa, chupamos como descosidos. Mi jefe se había levantado a la Karencita, la muy puta se había movido rápido y luego de noquear al viejo había regresado por más juerga, y el elegido fué mi jefe. No quise pensar que pude haber sido yo, o mejor dicho, sí lo pensé y chupé más por éso. Horas mas tarde tirado en mi cama a punto de dormirme, pensaba en lo que me había dicho la Sra. Regina y a pesar que no podía quitarme de la cabeza la idea de que había pasado exitosamente alguna especie de prueba, tampoco podía dejar de pensar que efectivamente yo era un digno hijo de mi padre. Me dormí hechido de orgullo.
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noviembre 21, 2004

Begin the Beguin

Begin the Beguin. Eso está en uno de los discos de Frank Sinatra de mi viejo. Siempre lo pone, no sé que le verá de bueno. Empiezo esto de puro copykat que soy. Algunos amigos/as tienen los suyos y se alucinan lo máximo por tenerlos. Así que quiero ver si se siente tan bien como parece tener uno.

Aviso del saque: no creo poder postear con la frecuencia que veo en la mayor parte de los blogs que leo, pero mínimo uno semanal, ok?, ahora si ando arriola ya pes, serán más.

Como no soy experto en nada, esto será sobre todo lo que se me ocurra. Espero estar a la altura de l as circunstancias. Las visitas son bienvenidas, si llegamos a ser más de dos podemos hacer una chanchita para el trago. Si somos más de tres y dos son chicas, podemos hacer una orgía. Bueno, ya lo vemos.
:: posted by yo23, 10:23 p. m. | link | (2) comments |